La década de los ochenta fue, para Charles Bronson , una época ligada prácticamente en exclusividad a la productora Cannon Films. Son tres los trabajos que el fallecido actor hizo fuera del universo de Menahem Golam y Yoram Globus; la primera es la excepcional odisea nevada de Caza salvaje (1981) junto a Lee Marvin. También protagonizó Justicia salvaje (1984), una película a reivindicar que a pesar de utilizar la palabra “justicia” en su título en castellano se aleja por completo de las películas de la saga Death Wish que filmó 250px-act_of_vengeancecon los productores israelís. La tercera fuera de la Cannon es una excelente TV movie del año 1986, Acto de Venganza (Acto of Vengeance), dirigida por el también fallecido director escocés John Mackenzie.

La trama de Acto de venganza se sitúa en la lucha sindicalista de los mineros de carbón; Bronson interpreta a un administrativo de confianza del presidente del sindicato. Cansado de la corrupción existente en la dirección del sindicato y especialmente en su presidente, interpretado excelentemente por Wilford Brimley, decide presentarse a las elecciones. A partir de aquí se desata la furia de Brimley que manda ejecutar a Bronson. Este punto de partida da pie a varias subtramas que son, por una parte la lucha de los dos aspirantes a vencer en las elecciones, por otra la relación de Bronson, un hombre honesto, con su mujer (Ellen Burstyn), sus hijos y los mineros;  la relación de Brimley y su entorno corroído por la corrupción y por último la trama del hombre encargado de gestionar la ejecución de Bronson.

Esta última trama es quizás de las más interesantes de la cinta ya que muestra las dudas del asesino, la torpeza en la elección de sus compañeros en la misión y el absurdo que rodea a unos tipos mediocres que por unos dólares son capaces de matar a un hombre. Sin duda, tiene el aire de los torpes y entrañables asesinos de algunas de las películas de los Cohen como Fargo (1996) o de los protagonistas de Un plan sencillo (1998) de Sam Raimi. Los “asesinos” visitan la casa de Bronson, uno de ellos dispara por error a su propia esposa hasta que finalmente se les une un nuevo miembro en la banda; un joven Keanu Reeeves, que se muestra como un tipo violento, fanfarrón y sin escrúpulos que suelta frases como: “¿Alguna vez habéis metido la mano, toda la mano, dentro del sexo de una mujer?”.

act_of_vengeance_dvd_cover_copy_1Las dos mejores bazas de Acto de venganza son su casting lleno de grandes actores y la efectiva realización de sobrio y siempre elegante John Mackenzie. Bronson está como siempre, contundente y perfecto. Aparece sin bigote, con esa dureza característica que tiene su rostro y que se acentúa más cuando opta por dejar en casa el mostacho. A pesar de ser ya un sesentón, se mueve con fuerza y dinamismo. En esta actuación utiliza un perfil más psicológico y como es habitual en su carrera, de auténtica contención dramática.  No reparte ni imparte violencia física, pero infunde respeto, ese es Bronson del lado de la ley, y en esta ocasión de la democracia. Su esposa está interpretada por Ellen Burstyn, la inolvidable madre de Reagan en El Exorcista (1974). Como abnegada esposa, es escritora y le redacta los discursos a Bronson. Wilford Brimley es un gran secundario que hemos podido ver en clásicos como Cocoon (1985), La cosa (1982) o La tapadera (1993). Acostumbrados a verle en registros de abuelo entrañable o bonachón, sorprende la dureza y maldad con la que se mueve en el papel de corrupto implacable. También podemos disfrutar en un pequeño papel del trabajo de Hoyt Axton, recordado en Gremlins (1984), y de la siempre extraña belleza de Ellen Barkin, que interpreta a la hija de Axton.

John Mackenzie es el director de brillantes thrillers y películas de espionaje de los setenta y ochenta como El largo viernes santo (1980), Cónsul honorario (1983) con Richard Gere y Michael Caine  o Código azul (1990) con Brian Dennehey y ya analizada en este blog. El trabajo de Mckenzie es sobrio y efectivo, como es habitual en él. Un director que no suele mostrar alardes estilísticos pero que imprime siempre un buen ritmo a sus cintas, sabe sacar lo máximo de los actores con los que trabaja y filma las secuencias de acción con solvencia. Una buena película de Bronson fuera de la Cannon.

 

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