CERCA DEL CIELO

Una televisión para cada ama de casa

Hay una imagen que sin desearlo he asociado a mi madre, al menos al recuerdo que tengo de ella. Ella sentada en el sofá viendo la televisión. Cuando la visito acostumbro a hacerlo a la hora de comer (muy bien por cierto) y después de comer me siento un rato con ella a ver la tele, hablamos, pero también vemos, o escuchamos la tele. Si en alguna ocasión me levanto para ir al baño o a mi habitación (la que en su día fue mi habitación) cuando regreso, veo esa imagen, mi madre viendo la televisión.

Un televisor también conecta a través de las décadas, casi cincuenta años, a dos mujeres y a dos películas, que al menos para mí, nunca más podrán separarse ya que se retroalimentan, se complementan y hasta se acaban dando sentido la una a la otra.

Lejos del cielo Solo el cielo lo sabe

El personaje de Cary (Jane Wyman) en Solo el cielo lo sabe (All that heaven allows, Douglas Sirk 1956) es continuamente presionada por su entorno a que se compre un televisor, “el último consuelo para las mujeres solitarias”. Ella, que recientemente ha enviudado y tiene dos hijos ya creciditos, se niega rotundamente. Es más, desea volver a casarse, pero no con el señor mayor “que le ofrece buena compañía, lo mejor a su edad”, sino con un hombre más joven que ella, que le ofrece lo que hasta ahora no parecía estar en su destino, una vida intensa y plena en todos los sentidos, en todos. Esto por supuesto produce el rechazo, la incomprensión y la intolerancia de todo su entorno, círculo social y sobretodo de sus hijos.

Cary decide hacer caso a su entorno y renunciar a su relación con Ron Kirby (Rock Hudson). En una secuencia terrible, más cercana al cine de terror que al melodrama y durante el día de Navidad recibe la noticia de que su hija se va a casar y que su hijo se alista al ejército para luego viajar por medio mundo. Como regalo para afrontar la soledad, su hijo le regala un televisor. Destrozada, rota por no haber seguido el camino que le dictaba su corazón se acaba viendo reflejada en el televisor, atrapada por su propio destino.

Tele regaladaCary atrapada

 

Prácticamente cincuenta años  más tarde Todd Haynes reformula el clásico de Sirk en Lejos del cielo (Far from heaven, 2002), para mostrarnos al personaje de Cathy (Julianne Moore) como  esposa de un modélico matrimonio y perfecta ama de casa. Haynes sienta a Cathy al lado de un televisor mientras la entrevistan para una gaceta semanal que leen mujeres como ella. En otra secuencia clave de la película, Cathy, tras sorprender a su marido besándose con otro hombre, ya en casa, escucha las disculpas de él, y le propone visitar a un médico para curarse de su homosexualidad. Junto a ella también está el televisor.

entrevista al televisorPeor ante la tele

En una vuelta de tuerca a esta idea, en la secuencia en la que su marido le relata que ha conocido a otra persona de la que se ha enamorado y con la que quiere vivir, y por tanto abandonarla a ella y sus hijos, es  Denis Quaid quien aparece sentado junto al televisor.

Cathy mira a su maridoEl drama ante el televisor

No es necesario estar en sola para necesitar un televisor, tampoco la ayudará a comprender lo que ocurre a su alrededor ni a mostrarle la verdad de las cosas.

Esta secuencia igual de terrorífica que la del regalo del televisor en Solo el cielo lo sabe marcan a las dos protagonistas y muestran su fragilidad, incapaces de dominar sus vidas, de tomar sus propias decisiones, viven a remolque de lo que dicta su entorno, de los caprichos del mundo que no las acepta como son sino como se espera que sean.

Es difícil catalogar Lejos del cielo como un remake de Solo el cielo lo sabe, ni siquiera como un homenaje, ni una puesta al día.. Haynes utiliza el universo, el ambiente social y algunos motivos visuales de la película de Sirk (y en general de toda su filmografía) para hacer una obra que completa, reformula y cuestiona la del mismo Sirk.

Douglas Sirk había dado una nueva dimensión al melodrama con sus obras de los años cincuenta. Dos de ellas, Obsesión (Magnificent obsession, 1954) e Imitación a la vida (Imitation of life, 1959)eran remakes respectivamente de Sublime obsesión (Magnificent obsession, 1935) y de Imitación de la vida (Imitation of life, 1934) ambas de John M. Stahl. Sirk hacía madurar el género mediante recursos narrativos y estéticos: el énfasis y uso dramático de la banda sonora, unos personajes más complejos, actualizados y alejados de la comedia, y sobre todo, la precisión de la puesta en escena y el uso expresivo del color.

68 años después de Sthal y 46 después de Sirk, Haynes da un paso más allá en su concepto de melodrama.

Lejos del cielo transcurre en la misma época y en un lugar geográfico similar a la de Sirk, pero en esta ocasión su protagonista no es una mujer viuda sino una mujer felizmente casada, aparentemente. A nivel argumental va más allá que Sirk, ya que introduce un elemento en su trama que hubiera sido impensable en la época en la que se rodó Solo el cielo lo sabe, y es la homosexualidad. Un tema tabú en su momento y que posteriormente otros directores como Fassbinder y Almodóvar tocaran sin complejos. Aquí Hayes se apropia de algunas de las formas y soluciones de Sirk para rodar la historia que a Sirk le hubiera gustado rodar, dando a Dennis Quaid el personaje que quizás a Rock Hudson le hubiera gustado interpretar. No hay que olvidar que Rock Hudson fue una de las primeras grandes estrellas de Hollywood en conocerse gay tras su muerte en los años ochenta. Una homosexualidad que tanto Hudson como su agente habían intentado ocultar casando al actor con su secretaria Philys Gates un año antes de rodar precisamente Solo el cielo lo sabe.

El otro tema de la película es la discriminación racial y el amor interracial, otro tabú en los años cincuenta y que hasta pasada una década no se reflejaría en el cine de los grandes estudios de manera más “natural” en películas como Adivina quién viene esta noche (Guess who´s comming to dinner, Stanley Kramer 1967). Hay un ejemplo de amor interracial y su problemática en el primer largometraje dirigido por John Cassavetes Shadows (1959), pero se trata de una película realizada totalmente al margen de la industria.

El tema del conflicto racial ya había sido tratado por Sirk en Imitación a la vida, pero Haynnes lo utiliza como conflicto amoroso de sus protagonistas.  En Solo el cielo lo sabe Cary sufría la incomprensión de su entorno por enamorarse de un hombre joven. En Lejos del cielo Cathy sufre el rechazo de su entorno por relacionarse con Raymond, un hombre de color. Raymond por su parte sufrirá el desprecio por parte de blancos y negros y su hija pequeña una brutal agresión.

Ni siquiera cuando Cathy se ha separado de su marido y existe la posibilidad de una oportunidad para el verdadero amor este se le niega, ya que Raymond decide dejar la ciudad y comenzar una nueva vida, prefiriendo la seguridad de su hija a su posible “felicidad” junto a una mujer blanca.

Si en Solo el cielo lo sabe, Cary iba en varias ocasiones a la estación de tren a recoger a sus hijos, Cathy en Lejos del cielo se acerca a la estación de tren a despedirse de Raymond, la única persona que la ha comprendido y posiblemente la ha amado sinceramente.

A nivel formal Sirk utilizaba  segmentos de oscuridad dentro del encuadre y  sombras para definir a nivel formal el estado de ánimo de Cary así como sus conflictos, como en las secuencias de la discusión con su hijo y en la secuencia de la ruptura sentimental con Ron Kirby, su amado. También utilizaba los tonos rojos y anaranjados en la secuencia en la que su hija le relata que ha sido increpada debido a su relación con Kirby.

Cary en la oscuridadLágrimas en rojo

Haynes  emplea una puesta en escena similar a la de Sirk y que podríamos denominar “clásica”, pero lleva al límite de sus posibilidades el uso del color a nivel dramático. Exagerados tonos verdes y azules que se asemejan a la noche americana, enfatizan los estados de ánimo todos los personajes, consiguiendo que los tres protagonistas tengan la misma importancia dentro del film. También utiliza tiros de cámara picados y angulados para remarcar su angustia e inestabilidad.

ContrapicadoTristeza azul

Una vez el tren ha partido, su amor se ha marchado de la ciudad y su marido definitivamente la ha dejado por otro hombre, Cathy se queda sola y con una casa y dos hijos que mantener. Aquí es cuando Haynes abre una senda a su historia hacia otro filme de Sirk (y de Sthal) Imitación a la vida pero sobretodo hacía otro melodrama, en este caso un melodrama negro, Alma en suplicio (Mildred Pierce, Michael Curtiz 1945), película de la cual Haynes hizo hace dos años un remake a modo de miniserie televisiva, con Kate Winslet en el papel que originalmente interpretó Joan Crawford.

El año del estreno de Lejos del cielo, 2002, moría mi padre víctima del cáncer tras dos años de lucha, dos años en los que todos estuvimos ahí, pero si alguien estuvo luchando más que nadie fue mi madre.

A los años conoció a un hombre, algo más joven que ella del que se enamoró. Es posible que haya alguien que no esté de acuerdo o no apruebe el amor después de una situación como una pérdida así, que es mejor no alterar las cosas, y menos el recuerdo y la memoria del pasado. Cuando voy a ver a mi madre, sigo viendo su imagen de ella ante el televisor, pero sé que en algún momento la apagará para salir con su pareja actual, y si la sigue viendo, la verá acompañada…